La arqueología nos muestra la importancia del aceite de oliva en la humanidad, desde el Imperio Romano
Desde Origival queremos compartir con vosotros los descubrimientos arqueológicos que, demuestran la importancia del Aceite de Oliva Virgen Extra en la humanidad, desde el Imperio Romano.
Los olivos y sus productos nos acompañan desde tiempos inmemoriales. Se han encontrado ramas y hojas de olivo en tumbas egipcias, los griegos exportaron olivos y Aceite de Oliva hacia el Este y los romanos los plantaron a gran escala en la península Ibérica, transformándola en el proveedor principal de AOVE del Imperio Romano.
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Abastecer a los más de un millón de ciudadanos romanos y sus ejércitos, era la prioridad para mantener y seguir expandiendo el imperio. El aceite de Oliva, era un producto esencial en la vida diaria romana y se encontraron con un verdadero problema de suministro.
Ante tal necesidad, el emperador Augusto planeó la conquista de las regiones del norte de la península ibérica, dado que la provincia Bética contaba con todas las condiciones necesarias para acomodar la producción de Aceite de Oliva a gran escala, gracias al clima óptimo y los enclaves ideales de exportación que ofrecían nuestros ríos, al ser navegables en su mayoría.
Cuenta la leyenda que todavía queda algún árbol de la época de Adriano…
Muestra fehaciente de todo ello, es el Monte Testaccio en Roma. Esta colina artificial de forma triangular, con una base circular de 1 km, está conformada por restos de 53 millones de ánforas de terracota. En su mayoría provenientes de la provincia Bética, situada en Andalucía, tal y como lo han confirmado los nombres de las ciudades y sellos, plasmados sobre ellas.
Tras un período de abandono, la colina fue utilizado durante la Edad Media para carreras de caballos, posteriormente en el siglo XIII, se empleaba como final en las procesiones católicas, hasta llegar a nuestros días, en el que se respeta y estudia, como yacimiento arqueológico.
Este paraíso para los arqueólogos, situado en el centro sur de Roma, a pocos metros de la orilla este del río Tíber, ha aportado mucha información sobre el comercio, administración y el transporte en el Imperio Romano.
La importancia del aceite de oliva en el Imperio Romano está ampliamente contrastada en investigaciones arqueológicas.
Al carecer de puerto, la ciudad de Roma utilizaba esa sección del rio Tíber, para desembarcar la mercancía que llegaba de sus dominios. Cada tipo de género tenía su parcela asignada. En el caso de las ánforas de aceite, vinos y salsas, eran desembarcadas a la altura del barrio Testaccio, un barrio de Roma muy cerca de Trastevere, donde la arqueología demuestra la importancia del Aceite de Oliva Virgen Extra en la humanidad, desde el Imperio Romano
A diferencia de lo que ocurría con las ánforas que contenían vino o agua, las que llegaban a Roma cargadas de aceite no eran reutilizadas.
Los romanos reciclaban a su manera, no era rentable devolver las ánforas a la provincia romana Bética, para nuevamente cargarlas de aceite y no se podían limpiar con la misma facilidad que las de vino u otros alimentos, para ser reutilizables, dado su contenido oleoso.
De modo meticuloso y estudiado, apilaban las ánforas rotas, unas encima de otras, en hileras de forma ordenada, para que encajasen bien y las rociaban de cal, para evitar malos olores. De este modo durante los siglos I y III d.C crearon una colina artificial que ha acabado siendo uno de los lugares más peculiares de Roma, el Monte Testaccio o también conocido como el Monte dei Cocci.
Con la información obtenida del monte Testaccio se ha demostrado la importancia del Aceite de Oliva español en el Imperio Romano. Lo utilizaban para alimentarse, iluminar sus casas y ciudades, perfumar sus cuerpos en el baño y curar o aliviar sus enfermedades.
Según palabras de José Remesal Rodríguez, arqueólogo jefe de la excavación del Testaccio, catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Barcelona y miembro de la Real Academia de la Historia, «Con el aceite de las ánforas que han creado este promontorio se cubrieron las necesidades de una población de medio millón de personas durante 250 años».
Remesal Rodríguez, añade «El Testaccio es como un enorme archivo a cielo abierto para la arqueología europea gracias a las inscripciones que llevaban las ánforas, que aquí se han conservado muy bien debido a que las vasijas sólo se utilizaban una vez y, tras ser rotas, eran cubiertas con cal. Estos sellos nos permiten saber qué transportaban las ánforas, la tara y el peso del contenido, el nombre del transportista y qué controles fiscales y aduaneros habían pasado».
A finales del s. XIX se realizaron prospecciones en el valle del Guadalquivir, donde encontraron cientos de sellos anfóricos idénticos a los hallados en Testaccio que, confirmaban que Hispania era el mayor proveedor de aceite de Oliva del Imperio Romano. J. Martinez Santa Olalla, arqueólogo y profesor de la Universidad de Madrid, fue el primero en hacerse eco de esta realidad en 1948.
Desde Origival seguiremos trayéndoos contenido que creamos interesante sobre la importancia del aceite de oliva, tanto para alimentación como para la salud e incluso cómo contamos en este artículo desde el principio de los tiempos, todo para que conozcáis la esencia de nuestro Aceite de Oliva Virgen Extra.
Esperamos que os haya gustado este post, si queréis profundizar en el estudio y recabar más datos arqueológicos que demuestran la importancia del Aceite de Oliva Virgen Extra español, desde el Imperio Romano, pincha en este enlace